Puede que este sea el artículo más difícil que escribo hasta ahora, y no porque sea un tema sumamente complicado, sino porque gran parte de las cosas que voy a mencionar, aún no logro seguirlas al pie de la letra, y otras que jamás he podido implementar, aunque sepa que existen.
Como seguramente ya sabes, Rec Música es uno de los Global Partners de Berklee College of Music, la cual es una de las universidades de música popular más grandes y prestigiosas de todo el mundo. A través de un convenio de transferencia de créditos, es posible realizar la mitad de tus estudios musicales en Rec, para después culminarlos en Berklee, obteniendo un título expedido por esta universidad.
En estos últimos años, se ha popularizado inmensamente la creación y el consumo de contenido visual para entretenimiento, con lo cuál han surgido proyectos muy interesantes que giran alrededor de prácticamente cualquier tema imaginable. Asimismo, los servicios de streaming han facilitado la distribución y producción de estos, con lo cual ahora es muy común tener acceso a un catálogo casi interminable de contenido.
Seas un productor experimentado o no, la era del beatmaking ha tocado todas las puertas de la producción en computador; es una habilidad necesaria (más no indispensable) para abarcar más mercado dentro de esta aclamada industria de la música. El beatmaking, puede definirse como el conjunto de habilidades rítmicas y melódicas para crear “pistas” de fondo, todas estas hechas por la misma persona y bajo un estándar de programación; lo cual, desde esta perspectiva quizá pueda verse como uno de los trabajos más solitarios dentro del mundo de la música.
Dinero, una palabra de seis letras que tiene un significado muy grande detrás de sí; es un medio de subsistencia así como un “facilitador” de bienestar social y biológico. ¿Quién diría que el fantástico acto de fe de dar valor al papel para conseguir cosas indispensables sería algo que importara tanto hoy en día.
NPR Music y su programa de radio, All Songs Considered, organizan esta serie de conciertos un poco fuera de lo común, en los que artistas de distintos géneros y estilos, se presentan en la oficina de la estación, ubicada en Washington D. C., frente a los empleados de esta oficina, y hacen un pequeño set de 3 o 4 canciones, cuyo video es posteriormente subido al internet.
Está dicho, la voz es el canal por medio del cual transmitimos un mensaje; es el lugar seguro donde desemboca la sección rítmica, el epicentro de todo lo que pasa mientras esté presente, todo ronda en torno a la voz y todo se empodera con lo que dice. Pensemos más, dos oraciones podrían decirnos más de una canción que lo que haría un solo de guitarra. Una buena canción considera a los elementos vocales como un todo y no solamente como un elemento superpuesto a un instrumental.
Luego de haber recorrido el gran conjunto de técnicas para la limpieza de la voz, nos encontramos en el punto donde debemos hablar de mezclar y hacer que nuestra “voz” tenga un lugar en la canción (el más importante, por lo general). Al momento de mezclar la voz es necesario saber que esta tiene que interactuar perfectamente con el conjunto instrumental; esta unión permitirá tener coherencia y te hará tomar decisiones más maduras.
En esta sección, a la que llamó Spotlight (algo así como “en el foco”), te voy a contar un poco acerca de artistas que, de una u otra forma, han dejado su marca en la historia de la música. El día de hoy te hablaré de alguien que no deja de sorprenderme con su creatividad y dedicación desde el día en que me enteré de su existencia.
La voz, el elemento más importante del pop... y de muchos géneros más. La voz, las letras y los mensajes que transmitimos, son el centro de muchas producciones, por lo que no es de extrañar que los grandes productores e ingenieros tomen especial cuidado al momento de grabar una voz para una canción.