El paso del tiempo juega a hacer malabares con la forma en la que aprendemos, que a la vez hace sentido con las tecnologías que tenemos y también se relaciona con la manera en que ponemos en práctica estas habilidades aprendidas. Prueba de esto, es que el entrenamiento musical que se recibía en la época de la música romántica es supremamente diferente al que tenemos ahora. Las formas de acceder al aprendizaje, parecieran ser infinitas hoy en día, incluso puede abrumar la cantidad de métodos de entrenamiento auditivo que existen, teniendo tantos caminos “tradicionales” podemos empezar a crear el nuestro.
Supongamos que finalmente has consolidado tu banda, ya sea con tus mejores amigos de la infancia o con músicos que fuiste conociendo en el camino; están completamente inspirados en crear música, y tal vez ensayan los 7 días de la semana. Lamento desilusionarte pero esto solamente está cubriendo el 15% o menos de lo que se necesita para crecer en la industria musical hoy en día, por eso hoy te quiero explicar por qué en 5 sencillos conceptos.
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En este blog, voy a relatarte 5 formas en las que me he entretenido desarrollando mi oído musical, trataré de explicarlo de la manera más detallada, muchas de estas técnicas fueron probadas en la guitarra (tienen más de 8 años de historia) porque es mi instrumento principal, mas es posible extrapolar lo acá mencionado a otros instrumentos.
Tip 1. Sin correr antes de saber gatear, por favor
Lo que me causaba estrés y desesperación del entrenamiento auditivo, es que las cosas pasaban muy rápido ante mi oído; no podía distinguir absolutamente nada, era muy complicado descifrar qué había detrás de un conjunto de sonidos. Pasaba interminables horas tratando de obtener algún resultado y esto terminaba convirtiéndose en una gigantesca pila de canciones y melodías que nunca terminaba de transcribir.
Un día, la respuesta vino como por arte de magia: bajar el tempo de lo que escuchaba para transcribir nota por nota, además del hecho de que tal vez quería transcribir cosas que estaban un poco más arriba de mi nivel musical. Busqué muchas aplicaciones para realizar esta tarea (me funcionó Amazing Slow Downer), hasta que encontré una que estuviera disponible en mi teléfono, y así pude empezar a crear loops de lo que quería transcribir. Empecé a darme cuenta que existían muchos patrones dentro de lo que escuchaba y a su vez, me daba cuenta de detalles que antes eran totalmente imperceptibles.
Empezar lento no significa que siempre vas a tener que recurrir a bajar las cosas al 30% de su velocidad original, con el tiempo te vuelves más habilidoso y en algunos casos ya no necesitarás reducir la velocidad, escucharás e instintivamente podrás reconocer qué está pasando.
Tip 2. Una librería armónica siempre salva vidas
Este consejo será un poco más difícil de entender para las personas que cantan, porque está enfocado en la vista por sobre la digitación. Antes de adentrarnos a “hablar” un lenguaje musical, es importante conocer su vocabulario, sus consonantes, pequeñas palabras y frases, todo esto en el menor tiempo posible.
Conocía cómo bajar el tempo de las cosas, así como bajar el tiempo de los videos (Youtube cuenta con esta función ahora), escogía canciones fuera de lo que ya conocía, en mi caso todo lo derivado del Funk Jazz (Luis Miguel, Brian Culberston, etc.), iniciaba buscando covers de guitarra y piano de canciones que me gustaban, me guiaba por los que tenían más likes y comentarios positivos, me fijaba mucho en los acordes que utilizaban, los ritmos que eran predominantes y los pasajes de solos que podría llegar a aplicar en mi vida de cesionista.
Mirar era el primer paso, luego tomaba mi instrumento y transcribía desde la visión. Una vez asimilado lo que veía en pantalla (que tomaba mucho tiempo), analizaba detenidamente el sonido de cada acorde y cada ritmo (por qué funciona y por qué lo pudieron usar), hacía 1001 teorías de lo que podría haber estado pasando, luego guardaba todo lo aprendido en un archivo que empaquetaba por género.
Esto fue muy útil, aprendí a reconocer sonidos de acordes y melodías, las asociaba a un estilo y esto me facilitaba transcribir y tener un alto repertorio de acordes para cuando me tocaba grabar o sacar canciones de un set. Recomiendo que si aplicas esta estrategia, no te conformes solo con sacar las canciones, detente a pensar por qué los voicings suenan de determinada manera y encuéntrale lógica en otros escenarios (cada que escucho acordes 11 les digo “acordes Luis Miguel” y así tengo muchas otras etiquetas).
Tip 3. Encontrar qué escala es la correcta
Este es un ejercicio que aprendí de un maestro de guitarra en Guatemala, se sentó un día y me dijo que tocara cualquier progresión y él iba a encontrar la escala en la que estaba… acertó en cada una de las progresiones que toqué. Me explicó que el proceso era muy simple (esto puede ser muy fácil de entender para quienes tengan conceptos básicos de armonía): la clave es encontrar en dónde se encuentran los dos pares de semitonos de lo que estamos escuchando, uno de esos pares es la 7M y la raíz y el otro par es la tercera mayor y la cuarta (en caso de que todo esté pensado en términos de la escala mayor). Luego de este consejo, me fue muy fácil localizar tonalidades y jugar con las melodías que podía encontrar. Es muy útil tocar las melodías de las canciones que queremos transcribir, porque los acordes van de la mano con esta melodía y ayuda a entrenar nuestro oído respecto al sonido de una nota puesta en contra de un acorde.
Algo importante de este ejercicio, es la capacidad de escoger tonalidades favoritas (no todas “suenan” igual, por más simétrica que sea su fórmula), con el paso del tiempo te será mucho más fácil reconocer melodías e incluso “improvisar” aún sin conocer la canción que estés tocando (excepto que hablemos de bebop donde la escala puede cambiar cada dos compases).
Tip 4. Pentatónicas como punto de partida
La escala pentatónica podría ser la escala más utilizada en la historia de la humanidad (podría), ha sido un recurso empleado en todos los géneros contemporáneos e incluso es una de las estrategias más fáciles a la que recurrieron músicos desde Chick Corea hasta Robben Ford. Es necesario dar cauteloso estudio a estas 5 notas, empezando por cantar las notas, para luego pasar a crear melodías. Si empiezas a estudiarla lo suficiente, notarás que los riffs vocales de artistas como Mariah Carey en su mayoría son melodías pentatónicas cantadas con alta precisión y velocidad… vale la pena tener esta arma en tu repertorio.
Intentar y descubrir la constante variedad de intervalos que existen en esta escala, te puede dar una visión más profunda de la misma. Yo me di cuenta que la escala pentatónica puede sonar a rock o blues, pero si su diseño es más interválico puede sonar a jazz fusion.
Tip 5. Multi-tracks siempre y cuando sea posible
Los multi-tracks pueden ser un método de estudio muy divertido e interesante, poder diseccionar lo que pasa en las canciones que escuchas expande tu mente a nuevos horizontes y empiezas a escuchar las canciones desde puntos de vista muy diferentes.
Uno de los retos que me ponía cuando quería aprender a tocar un género nuevo era conseguir multi-tracks de las canciones más emblemáticas, prestaba atención a cada detalle que encontraba y me enfocaba en sacar las “capas” de guitarra en lugar de la guitarra principal, esto además te hace crecer como productor. Si tienes lápiz y papel puedes crear tu librería de “trucos” o recursos a los que puedes recurrir siempre que tengas duda hacía donde movilizar una producción.
Estas son formas modernas de estudiar, te invito a que pruebes cada una de ellas y descubras los resultados, es posible que incluso puedas descubrir una nueva forma al combinar las anteriores y encuentres resultados efectivos y seguros, el entrenamiento auditivo toma tiempo, pero vale la pena el esfuerzo.
Por Abraham Hernández Orellana
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