El Golden Ear, es el santo grial de muchos profesionales del audio. Se refiere comúnmente a la capacidad de disociar sonidos en términos de frecuencias, procesos y dinámicas.
Es una habilidad que suena inhumana, incluso como una especie de superpoder con el que todo ingeniero de audio y productor soñaría, pero es real y se puede desarrollar a través de un buen entrenamiento.
En Rec, tenemos una materia dedicada a la exploración de esta habilidad, llamada: “Taller de oído crítico”. Es un curso donde aprendes a diferenciar las frecuencias más comunes y haces ejercicios para identificarlas en ejemplos de canciones reales.
Este curso, promete un sano acercamiento a este mundo tan “abstracto”, sin embargo, es un entrenamiento que debe continuarse toda la vida.
Disfruté mucho de este curso porque era retador. Recuerdo con mucho sentimiento la primera vez que dije “eso suena a 500 Hz” y estaba en lo correcto; te sientes poderoso e invencible.
Luego del curso, empecé a escuchar muchas canciones y trataba de identificar qué frecuencia resaltaba más en las guitarras, luego en los bajos y así sucesivamente, como por arte de magia, empecé a escuchar muchos más elementos de la canción que eran más sutiles.
Para este ejercicio, basta con tener un analizador de espectro, puedes encontrarlo en daws como Logic Pro X, en el ecualizador aprietas el botón “analyze” (Figura 1 y 2). Una vez teniendo un analizador, importas audios a tu daw -puede ser desde una canción que grabaste hasta una toma aislada de un instrumento-, yo acostumbraba utilizar sesiones de guitarra.
Observa tu analizador y pregúntate:
Figura 1. Analizador de frecuencias de Logic Pro x
Figura 2. Analizador de frecuencias de Plug-in Pro Q-3
Esta parte es muy divertida, consiste en filtrar la frecuencia que deseas escuchar y prestar atención a estas una a la vez. Recomiendo los bloques: 50 Hz, 150 Hz, 300 Hz, 500 Hz, 1000 Hz, 1500 Hz, 2000 Hz, 4000 Hz, 8000 Hz y 10000 Hz, porque la mayoría de la acción ocurre en estos puntos.
Una manera de entrenar puede ser: escuchar cada frecuencia por separado durante 30 segundos, tomando notas sobre lo que estás descubriendo, puede que en algunas haya un elemento de la canción que se sienta más presente o tal vez algunas frecuencias no te atraen. Tu oído empezará a sensibilizarse mucho y podrás ponerles nombre concretos a los sonidos, dejarás de decir: “se escucha lodoso”, y empezarás a decir: “creo que tiene mucho contenido dentro de 150-300 Hz”.
Esta es una de las habilidades que muchos ingenieros de audio tardan años en desarrollar, muchas veces debido a que aprenden a comprimir conforme trabajan y puedo pensar que también hay carencia de métodos para desarrollar esta habilidad.
Antes de iniciar con esto, es importante identificar que los parámetros de un compresor son:
Al igual que con el ejercicio anterior, toma un audio y prueba los diferentes parámetros, pero esta vez modificando solamente uno mientras que los demás se mantienen fijos. Después de algunas semanas de hacerlo repetidamente, podrás notar cómo el compresor “palpita” si el attack y release son muy rápidos y también notarás la reducción que proporciona el ratio.
Los entrenamientos previos, pueden extrapolarse a otros ámbitos como reverberación y retrasos, al explorar cada parámetro y entender qué lo hace especial, tendrás un arsenal de herramientas útiles para tu día a día como productor o ingeniero de audio. Estas habilidades toman tiempo, pero una vez desarrolladas, te será muy fácil adaptar estos conceptos a tu día a día, donde hasta podrías llegar a notar los puntos fuertes en las frecuencias de las voces de tus amigos.
Realiza el test y descubre si cuentas con los intereses y
habilidades necesarias para estudiar música.